El del noviazgo es una etapa muy importante -quizá más de lo que
parece- para quienes tienen vocación matrimonial (la inmensa mayoría de
los cristiano).
El del noviazgo es una etapa muy importante -quizá más de lo que
parece- para quienes tienen vocación matrimonial (la inmensa mayoría de
los cristiano). Como todas las relaciones humanas debe estar presidida
por el respeto a la dignidad de la persona, creada a imagen y semejanza
de Dios, que es Amor.
Si nos atenemos al sentido etimológico de las palabras,
"relación o relaciones prematrimoniales" significa sencillamente el
conjunto de relaciones que anteceden al matrimonio. Siendo el matrimonio
una institución natural, divina, y, para los bautizados, además un gran
sacramento, forzoso es decir que las relaciones prematrimoniales son
necesarias para todos aquellos que estén llamados al matrimonio.
De otra parte, sucede que las más grandes palabras están
sufriendo desde hace algún tiempo una bárbara manipulación. Amor, que es
el nombre de Dios, se emplea para designar actos de la más baja
condición. "Relaciones prematrimoniales", que habría de significar un
tiempo de santificación previo y de iniciación a la santidad del
matrimonio, suena en cambio a negación de toda norma moral en la
relación entre dos personas que acaso pasen algún día -aunque no esté
nada claro- por algo que recuerda algunos momentos la vida matrimonial.
EL GRAN DESCUBRIMIENTO
Aquí queremos hablar de cómo han de ser las relaciones que
anteceden al matrimonio, para que alcancen su verdadero fin -no
demasiado lejano-: la constitución de una familia edificada sobre la
fidelidad de un amor conyugal abierto a la vida.
Normalmente, a los que tienen vocación matrimonial, un día les
sobreviene el "flechazo". Entonces, la masculinidad del chico y la
feminidad de la chica, se descubren de un modo nuevo, asombrosamente
gozoso. El primer verdadero amor -más o menos, el flechazo-, es
ciertamente un descubrimiento deslumbrante, el primer contacto
consciente y agudo con la belleza de la Creación, transfigurada a la luz
del amor. Es algo, que bien pensado, no puede ser más que un regalo de
Dios y que a Él conduce: "Hoy la he visto, la he visto y me ha mirado:
¡hoy creo en Dios!". Lógico. Normal.
Pero es preciso no olvidar que todo lo humano ha sido afectado
de algún modo por aquel pecado de origen, que explica el doble lado de
todo acontecimiento histórico: inseparablemente, junto a la "cara", está
su "cruz". Y todo lo humano -nos referimos pues, sobre todo, a lo bueno
de la vida humana- debe ser salvado, necesita salvación. Y,
afortunadamente, Dios lo ha querido salvar: lo ha salvado mediante su
Cruz. Y sin cruz no hay salvación, ni puede haber felicidad, ni alegría
duradera. Por eso se ha dicho que "la alegría en la tierra tiene sus
raíces en forma de cruz”.
El amor humano, limpio y noble, entre un hombre y una mujer,
para que siga siendo así y madure, y se ha haga ascua inextinguible, ha
de pasar también por la cruz: ha de gozarse en la cruz, desde la cruz.
El "color de rosa" que el flechazo extiende sobre todas las cosas, no
tarda en perderse de vista. Pero esto no quiere decir que la realidad
sea peor de como se ha visto: es mejor, con tal de abrazarla entera, con
su cara y con su cruz: la primavera, con el verano, el otoño y el
invierno… y la eternidad.
En buena medida, la cruz del noviazgo es el sacrificio de la
concupiscencia, que quisiera adelantarse a los acontecimientos y
disfrutar de unos frutos que aún no existen. Es, si se quiere hablar
así, una cruz, pero también una luz, una luz que impide caer en una gran
mentira: la que identifica el amor con la relación genital. Si los
novios tienen relaciones materiales de tipo conyugal eliminan la
diferencia esencial entre matrimonio y cualquier otra especie de unión.
Confunden un estado esencialmente provisional con otro definitivo, al
cual no han accedido todavía legítimamente. Cometen un error de funestas
consecuencias, que la experiencia, desde Adán, enseña.
Lo más grave, desde luego, es la ofensa a Dios, que ha
advertido abundantemente sobre el mal (el daño) que tal comportamiento
encierra. Subrayemos esto.
Pero también suceden otras cosas graves:
Uno de los más prestigiosos psiquiatras contemporáneos, Victor
Frankl -discípulo, primero; y superador, después, del gran retardador
del conocimiento sobre el hombre que ha sido Sigmund Freud-, en su obra
"Psicoanálisis y existencialismo", dice que "hasta en el amor entre los
sexos no es lo corporal, lo sexual, un factor primario, un fin en sí,
sino simplemente un medio de expresión. El amor puede existir
sustancialmente, aun sin necesidad de eso. Donde sea posible lo querrá y
lo buscará; pero, cuando se imponga la renuncia, el amor no se enfriará
ni se extinguirá (…) El amor auténtico no necesita, en sí, de lo
corporal ni para despertar ni para realizarse, pero se sirve de ello
para ambas cosas". Es natural, conforme a la realidad del amor humano
este argumento, puesto que quien "es amor", Dios, principio y fuente de
todo amor verdadero, es puro Espíritu.
El hombre es un compuesto de alma espiritual y cuerpo. La
Encíclica "Humanae vitae" lo recuerda y comprende perfectamente. Pero no
deja de ser cierto, y es una experiencia gozosa, que "para quien de
veras ame, la relación física, sexual, no es sino un medio de expresión
de lo que constituye el verdadero amor, es decir, de la relación
espiritual, y, como medio de expresión recibe su consagración humana,
precisamente, del amor, del acto espiritual a que sirve de exponente"
(Ibidem).
Aplazando la satisfacción del impulso sexual se logra algo muy
esencial: la profundización en la dimensión espiritual del amor, que es
la que está llamada a permanecer por encima de todos los avatares
físicos o síquicos que una larga vida puede deparar. El sacrificio que
supone la continencia, enseña a amar con el alma, con la mente y con la
voluntad, que es lo más perfecto y digno que hay en el hombre. Este
sacrificio es la primera gran donación que se debe a la persona amada,
la primera manifestación de un amor verdaderamente personal.
LA FALSA "PRUEBA" DEL AMOR
A veces uno de los novios – con más frecuencia él- exige del
otro la entrega corporal como "prueba del amor".Ahora bien, un amor que
exige pruebas está pronunciando su propio veredicto, dice J. Fischer (J.
FISCHER, No sexo, sino amor, Ed. Studium, 1969, p. 54). Lo propio del
amor es "dar", no "tomar" o "poseer". Todavía no ha sucedido nunca que
una mujer haya podido acercar a su novio accediendo a peticiones de este
tipo. La única respuesta es aumentar la distancia y poner el supuesto
amor en la verdadera piedra de toque, es decir, el sacrificio.
"La entrega sexual puede ser realización del amor, pero nunca
prueba del mismo, aunque no raras veces se pida precisamente como tal.
Es evidente, sin embargo, que todo el que pretendiera exigir como prueba
de algo intemporal y absolutamente único una cosa que es caduca y en
modo alguno original -sobre todo en la forma de relación sexual
prematrimonial, siempre sobrecargada de ansia, de torpes gestos, de
curiosidad desenfrenada y considerada como prestación extraordinaria –
ha renunciado al derecho de ser tratado y amado como hombre. La
corporeidad, como ya hemos indicado, realiza el amor no sólo por medio
de la relación sexual, sino también por la continencia: son dos modos de
entrega. Todo depende de que el hombre, sacrificando su egoísmo en pro
de la persona amada -hombre o Dios, Dios en el hombre-, llegue a una
oblación de sí mismo sin reservas, que es, al mismo tiempo, su plenitud
existencial. La oblación amorosa realizada en la esfera sexual plasmará
las formas de vida más abiertas, más cercanas a la realidad del mundo,
más ricas, tanto dentro de la condición matrimonial como en la
dedicación a Dios de la castidad" (J. B. TORELLO, médico psiquiatra y
teólogo)
Se ha dicho que nada hay tan peligroso para el hombre que pasar
en breve tiempo todas las ilusiones de una larga vida. El que toma lo
que no es todavía suyo sin esperar a que lo sea realmente -no sólo en el
deseo- verá prematuramente agostada la ilusión. Le sucederá lo mismo
que a aquella gente de la que habla Petrarca en su "Triunfo":
para la que se hace de noche
antes de que llegue la tarde.
"¿Pureza? -preguntan. Y se sonríen. -Son los mismos que van al
matrimonio con el cuerpo marchito y el alma desencantada" (B. Josemaría
Escrivá). "Amor es sacrificio -escribía Pemán-, y para ser feliz hay que
saber mirar las flores sin arrancarlas". ¿Qué sucede si se arrancan?
Que al poco tiempo se encuentra en las manos una flor ajada, marchita,
sin misterio y sin encanto, sin aroma y sin color, apolillada.
Muchos pierden la misma posibilidad de encanto antes de
hallarlo, la ilusión antes de tener alguna. Han llegado a viejos antes
de conocer el ímpetu de la juventud. Y van con la mente embotada, con
pasiones enormizadas; sin sensibilidad espiritual ni vigor para superar
las más pequeñas dificultades o sinsabores que la vida lleva consigo.
Han huido de la cruz salvadora y todo se les ha convertido en cruz
insufrible. En lugar de crecer en el amor, crecerá en ellos el hastío,
el aburrimiento, la angustia, la náusea, patrimonio de las filosofías y
actitudes sin Dios.
COMO DEBEN SER LAS RELACIONES QUE ANTECEDEN AL MATRIMONIO
Antes de llegar al matrimonio, las relaciones entre novios han
de ser evidentemente castas, de continencia total respecto a la relación
sexual plena, y -claro es-, también respecto a los actos que
naturalmente llaman a la plena relación sexual. No se pueden poner unos
actos cuya natural consecuencia sea precisamente aquello que se trata de
evitar. Yo no puedo tirar una piedra enorme contra un cristal si no
quiero romperlo, y si la tiro, por más que proclame que "no quería"
romper el cristal, lo quise. De modo que si se ponen actos que de suyo
despiertan una pasión extemporánea, adúltera o adulterada, es que se
quieren sus consecuencias, o sucede que no se obra racionalmente, es
decir a la altura de la dignidad personal y por tanto de los hijos de
Dios.
¿Por qué no es lícito antes del matrimonio lo que en el
matrimonio podrá ser bendito y santo? Esta es una cuestión interesante.
No se trata de una excepción. En muchas cosas de la vida el "qué"
depende del "cómo" o del "cuándo". El "cómo" y el "cuándo" a menudo
modifican el "qué" y lo transforman profundamente.
El discurrir del río por su cauce es plácido y fecundo. Cuando
se sale de ahí, más que río es una potencia desmesurada, un monstruo
cruel, que arrasa cuanto encuentra a su paso. El agua es saludable según
"cómo" se encuentre. Si está contaminada, una gota puede bastar para
llevar al cementerio.
En la conducta humana, "lo que" hacemos, depende en buena parte
del "cómo" y "cuándo" lo hacemos. Concretamente, si se usa la
genitalidad en el contexto que le es propio, al servicio del amor
auténtico, ordenado a la vida, entonces no sólo es algo bueno, sino que
puede ser santo.
"Los que buscan el goce físico antes del matrimonio se dejan
casi inevitablemente arrastrar hasta centrar en él sus sentimientos y
llegan así al matrimonio viendo ante todo en el otro un instrumento de
placer que el matrimonio permite siempre utilizar a voluntad. Cambiar de
visión después del matrimonio resulta muy difícil" (LECLERQ). "La
búsqueda del goce sexual antes del matrimonio inclina el espíritu a no
ver en ello más que una satisfacción personal y natural en sí. Con lo
cual se le hace a uno mismo difícil ligarla al conjunto de la vida".
Un informe de la Union Internationel des Organismes Familiaux
(München) decía lo siguiente: "Las relaciones sexuales completas, y
también las caricias que producen el orgasmo, ejercen una fascinación en
los enamorados que les impide normalmente comprobar y apreciar con
exactitud los demás elementos de la armonía matrimonial, en especial los
psíquicos y los espirituales. De ello se desprende frecuentemente el
desengaño después de la boda, que es tanto más grave cuanto que los
factores despreciados apenas pueden recuperarse después. Por el
contrario, cuando la adaptación psíquica y espiritual se produce con
plena conciencia, la base es más sólida, y la experiencia sexual dentro
del matrimonio se enriquece y se rejuvenece cada vez más". Las
experiencias sexuales prematrimoniales lejos de ayudar al amor "lo
deforman. El que llega al matrimonio sin aportar a él la integridad de
su impulso emocional, es como un corredor que se hiere en el pie antes
de alinearse para la carrera" (LECLERQ)
"No hay pues medio de prepararse al matrimonio por experiencias
carnales… Por eso no debe extrañar ni escandalizar que los casados
tengan que comenzar por un aprendizaje, pasen por un período de tanteos y
que su comportamiento sea a veces torpe. Es inevitable y hay que decir y
repetir con insistencia que el aprendizaje del matrimonio es imposible
antes del matrimonio. Hay que decirlo y repetirlo, porque se intenta sin
cesar eludirlo" (LECLERQ)
Yendo todavía más al fondo de la cuestión, aunque resumidamente:
I. La peculiar estructura biológica manifiesta con deslumbrante
claridad que la relación genital está intrínsecamente ordenada a la
procreación. Incluso en el caso de matrimonios estériles; en éstos
sucede algo semejante a la ceguera: los ojos no pueden ver, pero en todo
caso, la razón de ser del ojo es la vista; toda su estructura y
contexto está ordenado intrínsecamente a la visión.
Como se trata de procreación "humana", conlleva la educación de
los hijos que resulten concebidos. Y, la dignidad de la persona humana,
exige que lo sean en el seno de una verdadera familia, es decir, con
garantía de estabilidad y posibilidades de educación adecuada. Lo cual
sólo se cumple en el matrimonio indisoluble.
Estas propiedades esenciales de la unión sexual humana la hacen
éticamente buena sólo dentro del matrimonio legítimo y con vistas a la
procreación.
II. La significación natural, profunda, unitiva, del acto es el
de una entrega personal plena, sin reservas y, en consecuencia,
definitiva. Lo cual sólo sucede realmente por medio del compromiso
matrimonial celebrado según el plan divino.
En efecto, en el trato entre personas, "dar la mano" no es lo
mismo que "dar la pezuña": dar la mano es un acontecimiento espiritual;
es dar algo del espíritu, la amistad, la comprensión, quizá el perdón,
la lealtad, etcétera. La mano no es simplemente un trozo de carne, de
huesos, nervios, venas y uñas. Dar la mano es dar algo del núcleo
personal. Por lo mismo, la entrega total del cuerpo, es también entrega
total de la persona. Lo cual sólo tiene sentido en el matrimonio.
Claro es que se puede dar la mano sin amistad, pero entonces es
un gesto indigno del hombre, una traición a su esencia que llamamos
hipocresía. Igualmente la unión conyugal puede realizarse con
hipocresía, cuando lo único que se pretende es gozar como cuerpos sin
alma, de un modo infrahumano. Pero no deja de ser verdad lo que dice el
Magisterio de la Iglesia: "los actos con los que los esposos se unen
íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, ejecutados de
manera verdaderamente humana, significan y favorecen el don recíproco,
con el que se enriquecen mutuamente en un clima de gozosa gratitud" (Vat
II, GS 49).
Precisamente por esa significación espiritual y la finalidad
del acto conyugal, la misma unión resulta ilegítima y contraria a la
naturaleza del acto fuera del ámbito de la unión matrimonial
indisoluble. La plena unión sexual significa, en efecto, el hacerse "una
sola carne", que en lenguaje de la Sagrada Escritura significa "como un
solo hombre", más literalmente: "dos en una sola carne" (duo in carne
una)
Por lo demás, la garantía de la fidelidad -es clarísimo- no
puede fundarse en la sola voluntad humana, en un simple deseo de
fidelidad, por grande y fuerte que parezca o realmente sea: sólo la
fidelidad de Dios es infalible. Sólo hay una esperanza absolutamente
segura: la que se funda en el Amor de Dios.
Y Dios ha querido, por cierto, ser el garante de la
indestructibilidad del vínculo matrimonial, sellando la unión con el
sacramento del matrimonio -o si es entre no bautizados, con un vínculo
menos sagrado, pero también indisoluble de suyo-, elevándolo a
instrumento de gracia salvífica y santificante.
hola muchachos una pregunta que es lo que un hombre debe aser cuando su pareja se viaja a otro departamento por mucho tiempo.esperarla o buscarse otra por que ella se fue por mas de 2 años .. presiaria su interpretacion grasias j.c.a.
Comentario del día noviembre 16, 2008 a las 20:00
hola muchachos una pregunta que es lo que un hombre debe aser cuando su pareja se viaja a otro departamento por mucho tiempo.esperarla o buscarse otra por que ella se fue por mas de 2 años .. presiaria su interpretacion grasias j.c.a.
Comentario del día noviembre 16, 2008 a las 20:00
hola muchachos una pregunta que es lo que un hombre debe aser cuando su pareja se viaja a otro departamento por mucho tiempo.esperarla o buscarse otra por que ella se fue por mas de 2 años .. presiaria su interpretacion grasias j.c.a.
Comentario del día noviembre 16, 2008 a las 20:00
Quiero felicitarlos por ayudarnos a aclarar nuestras mentes.Gracias y que Dios los siga bendiciendo..
Comentario del día diciembre 12, 2008 a las 08:54
la vewrda tienen razon mi puntho de vizta es ke tienen ke pensar muy bien las kosas anthes de hacerlas porque no zaben ke les espera para el futuro.al hacerlo zin pernsar korren muchos rtiezgoz tales kmo enfermedades de transmicón sexual, matrimonioz forzadoz o embarazoz no deceadoz……..
Comentario del día febrero 6, 2010 a las 21:43
Excelente articulo que habla de una manera clara las consecuencias de asumir una vocación sin Cruz…muchas gracias me ayudaron a aclarar el panorama.
Comentario del día abril 24, 2010 a las 14:41
Excelente articulo que habla de una manera clara las consecuencias de asumir una vocación sin Cruz…muchas gracias me ayudaron a aclarar el panorama.
Comentario del día abril 24, 2010 a las 14:41
Excelente articulo que habla de una manera clara las consecuencias de asumir una vocación sin Cruz…muchas gracias me ayudaron a aclarar el panorama.
Comentario del día abril 24, 2010 a las 14:41
Estoy casada al civil a la iglesia si me gustaria casarme pero un poco mas adelante o no hay alguna forma de casarme mas en privado
Comentario del día octubre 7, 2010 a las 01:07
necesito saber como puedo explicar a una pareja que se esta preparando Las bodas del cordero, Ap. 19.7
Comentario del día febrero 25, 2011 a las 19:27